Todo su afán es poner la estrella del belén de su casa.
—Es mi nombre, mamá, yo tengo que ponerla.
Lo dice todos los años, como convenciéndose a sí misma, como si alguien en su casa no supiera que lo va a hacer ella.
Esta mañana adornan la casa para celebrar que Jesús nace, y todos están ajetreados al ritmo de los villancicos.
Estrella ha ido a por la diadema de reina de los renos, la que le regaló la abuela, quería estar presentable para una ocasión así.
Y lleva un rato largo preguntando cada poco.
—¿Ya mamá? ¿Ya puedo?
—Aún no, Estrellita, espera un poquito.
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