Esta mañana, Madre le había puesto un lazo a Charo, los domingos eran los días del lazo: lazo, vestido, zapatos... y ella hacía lo mismo con Lola, menos los zapatos, claro está, "nunca hagas a nadie lo que a ti no gusta" era su máxima.
- Sal un rato a jugar, antes de que se ponga a llover - dijo Madre.
Salieron, cada una pensando en sus cosas.
"Si tiro con fuerza del pantalón... ¿podré comérmelo entero?", pensaba Lola, "no, casi mejor me espatarro aquí a ver si la hierba está fresquita, ¡puff, pues no!, a ver si empieza ya a llover"
- ¿Porqué el tío Ramón, llamará a esto sorbete de sandía?, Sólo es un trozo de sandía pinchado en el palo del polo de ayer" comentó Charo pensativa.
El cielo gris no anunciaba nada bueno, Lola lo notó antes que ella, a ninguna de las dos les gustaban las siestas con tormenta, se miraron.
- Mamaaaaaaaa, ya ha empezado a llover, ¿recojo la ropa?. Gritó.